viernes, 26 de abril de 2013

                                                        Para Lola
                                                                                    Betiana Rodriguez Usandizaga



Un amor distinto, nuevo, blanco.
Inmenso. Incondicional.
Una pregunta: ¿Qué te doy?
Vos enseñas tanto cada día...
La importancia de un abrazo,
el valor del tiempo (el que tenemos y el que no),
lo fácil que es ser feliz bailando,
lo simple que es reir,
que el mundo es una sorpresa si el alma es inocente,
que las manos de otro son seguras si uno confía,
que la prioridad es jugar, donde sea y con quien quiera.
Que los golpes se curan con besos,
que los besos se dan cuando uno quiere,
que no existen ataduras, compromisos ni posturas,
sólo ganas.

Probablemente el tiempo, el mundo y los adultos hagamos que algunas de esas cosas
se pierdan o  adormezcan.
Por mi parte, espero poder trasmitirte que no resignes nada de eso, que des pelea.

Que seas inteligente, no perfecta.
Que seas educada, no sumisa.
Que ames intensamente, pero no ahogues.
Que seas responsable, pero de tus actos.
Que seas amiga de tus amigos.
Que estés cuando haga falta.
Que el miedo no te paralice.
Que la vida no se vuelva un drama o una obligación.
Que andes liviana, como ahora.
Y feliz, como ahora.


Y que sepas:
Que preguntar es un signo de ignorancia, pero también el camino para saber.
Que para que se produzca la música son necesarios los silencios.
Que un buen libro es una gran compañia.
Que divertido proviene de diversidad.
Que los límites son bordes para no caerse.
Que son prepotentes quienes no llegan a la potencia.
Que la lástima lastima.
Que la culpa es el opuesto a la responsabilidad.
Que se somete quien no se anima a decidir.
Que la libertad cuesta caro, pero más caros son los analistas.

Si algo de esto se cumpliera estaré en condiciones de afirmar que algo he podido
darte y que la tarea más hermosa y más difícil que he emprendido en la vida ha sido realizada: Ser tu mamá.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario